Nuestra historia
François Delamotte, propietario de viñedos en Reims, fundó la casa Delamotte en 1760. Tres siglos después, su champagne sigue haciendo las delicias de nuestros paladares. Ubicada en Le Mesnil-sur-Oger, en el corazón de la Côte des Blancs, Delamotte mantiene vivo desde entonces el legado de su fundador: champagnes elaborados con sencillez y valentía. Son vinos que deben su delicadeza a la Côte des Blancs, potentes y etéreos monovarietales de chardonnay con la riqueza y el equilibrio que les confiere este terroir.
Delamotte para todos
Gracias a su constancia, pasión y dedicación, Delamotte se ha hecho su lugar entre los grandes nombres de la región de Champagne. Hedonistas, aficionados curiosos, sibaritas, paladares exquisitos… Todos son bienvenidos a disfrutar de una botella de Delamotte. Generosos y nada elitistas, nuestros vinos seducen y conquistan a un público en busca de experiencias efervescentes.
Delamotte en todo
¿Por qué elegir un Delamotte? Por su frescura, por su carácter, para disfrutar. Solo sabemos elaborar champagne con fantasía, naturalidad e ilusión. Nuestros champagnes le hablan al alma. Le susurran los secretos de la uva. Le cuentan lo mucho que ganan nuestros vinos durante la crianza. Hacen gala de desparpajo y se prestan a ser degustados en todo momento.
Nuestra razón de ser
Redescubrir el champagne
El champagne es un idioma: evoluciona y se aprende. En Delamotte, tenemos el firme convencimiento de que el champagne debería ser un idioma universal. Todo el mundo debería saber hablarlo. El champagne no es un idioma reservado a una élite, sino abierto a los curiosos y a los amantes de la buena mesa. Para adoptar el estilo de vida Delamotte, basta con quererlo. Queremos compartir nuestra pasión con todas las personas que reúnen estas cualidades. Delamotte se esfuerza por divulgar este idioma ancestral, delicioso y marcadamente francés, para que degustar nuestros champagnes sea una experiencia plena.
Cultivar el placer
El placer es lo primero. ¿Qué sentido tendría dedicar esfuerzo y pasión a elaborar champagnes excepcionales si no hiciéramos disfrutar a quienes los consumen? «Vive et me ama» (vive y ámame), ese es nuestro lema, un elogio al placer que bien podría haber pronunciado Epicuro. Nos gusta aportar emoción y ligereza al día a día, hacer que los momentos que pasamos juntos sean alegres y deliciosos. Instantes llenos de efervescencia y infinidad de sabores.
Ser merecedores de su confianza
No se puede aspirar a la excelencia sin aportar pruebas tangibles de lo que se dice. Nos avalan 250 años de producción ininterrumpida y el continuo beneplácito de los consumidores. Delamotte goza de la confianza de sus incondicionales porque confiamos en lo que somos. Gracias a nuestro trabajo, rigor y experiencia, nos hemos convertido en embajadores del buen saber hacer de la región de Champagne.
Disfrutar de lo auténtico
La autenticidad es una forma de verdad. En el caso del champagne, la verdad se manifiesta en el respeto a la tradición, el amor por el viñedo, el trato cercano y el interés por el consumidor. Ser auténtico es ser uno mismo. Nosotros somos champagne.